Hace tan solo unos días quisimos alertarte en este blog sobre las consecuencias negativas que está teniendo el cambio climático sobre nuestra vida diaria, prestando una atención especial a lo que se conoce como efecto Isla de Calor, cada vez más habitual en las grandes concentraciones urbanas de todo el mundo.
De hecho, en la medida que un municipio incremente su superficie asfaltada y, de igual forma, apueste por la construcción de edificaciones de tres o más alturas en su núcleo urbano, sin prestar atención a la compensación de estas actuaciones con zonas verdes y arboladas, estará aumentando el riesgo de incrementar su temperatura ambiental por encima de los niveles normales en cada época del año.
Una vez que ya te aclaramos en qué consiste este fenómeno, desde Eres Energía hoy queremos completar esta información repasando las repercusiones que este efecto ‘Isla de Calor’ tiene sobre la habitabilidad y bienestar de las personas que residen en grandes núcleos de población.
Descenso acentuado de la calidad de vida en las ciudades
Como hemos comentado, la primera y principal repercusión negativa de este efecto reside en su influencia negativa sobre la vida de aquellas personas que residen en núcleos urbanos de gran tamaño, hasta el punto de que se está comenzando a producir un creciente interés por la ‘ruralización’.
¿Te has percatado de que en las grandes ciudades la temperatura ambiental no comienza a descender durante el verano hasta bien entrada la noche? Cada vez son más amplias las franjas horarias del día en las que salir a la calle es un auténtico suplicio, poniéndose en riesgo la habitabilidad de numerosas zonas en la que se han llevado a cabo proyectos de construcción urbanística sin tener en cuenta su necesario carácter sostenible.
Incremento del riesgo de contagio de enfermedades
Este aspecto suele estar unido al aumento de la hospitalización de aquellos colectivos más sensibles, como niños y ancianos, sobre todo en aquellos días del año en los que este efecto se combina con la llegada de una ‘ola de calor’.
El calor genera un ambiente mucho más propenso para la transmisión de enfermedades víricas y bacterianas, que afectan principalmente a aquellas personas con un mayor déficit de defensas en su organismo.
Además, las altas temperaturas influyen en el agravamiento de enfermedades cardiovasculares y relacionadas con dificultades respiratorias.
Aumento de la peligrosidad de las radiaciones solares
Del mismo modo, debido a la emisión de gases contaminantes y otras sustancias generadas de forma habitual en las ciudades y que se dispersan por la atmósfera, el nivel de concentración de ozono y dióxido de carbono tiende a aumentar por encima de los niveles recomendables.
Así, se genera una capa o ‘boina’ encima de los núcleos urbanos que potencia exponencialmente la acción de los rayos ultravioleta, aumentando el riesgo de quemaduras solares y melanomas.
Incremento del consumo energético doméstico
Para finalizar, la generación de este efecto ‘Isla de Calor’ hace que te veas obligado a realizar un uso más intensivo y continuado de tus sistemas de refrigeración, aumentando tu gasto eléctrico por encima de lo que realmente sería necesario.
Lo peor de este comportamiento, más allá del gasto que supone para tu bolsillo, es que, precisamente, el mayor uso de este tipo de dispositivos contribuye a acentuar el efecto de calentamiento ambiental, creando un ‘círculo vicioso’ muy difícil de combatir.
Dada la importancia de esta repercusión sobre tu economía doméstica y, sobre todo, en relación a tu bienestar, nos comprometemos a seguir avanzando en este tema, con una mayor profundidad, próximamente.